En la última década, México ha sido testigo de una evolución peligrosa en la criminalidad: el “enjambre delictivo”. Este término describe una red compleja y organizada de grupos criminales con vínculos profundos en todos los niveles de gobierno. Ahora, bajo la administración de Claudia Sheinbaum, el gobierno federal ha iniciado el operativo “Enjambre”, una estrategia tardía y ambiciosa para enfrentar este fenómeno.
¿Qué es el operativo “Enjambre”?
El nombre de esta operación no es casual. El término evoca la coordinación aparentemente caótica, pero perfectamente orquestada, de grupos criminales que se han infiltrado en el tejido político y social del país. Durante meses, se recopiló inteligencia que revela la colusión entre funcionarios públicos y organizaciones criminales, lo que ha llevado al empoderamiento de cárteles y la cogobernanza de regiones enteras.
En estados como el Estado de México y Sinaloa, la descomposición institucional ha sido evidente: detenciones de funcionarios, jornadas de violencia y un ambiente de terror que mantiene a la población bajo constante amenaza.
Sinaloa: La joya oscura de la 4T
El caso de Sinaloa ejemplifica cómo los cárteles han tejido redes que superan incluso la capacidad del Estado. La administración de Rocha Moya, marcada por denuncias de tolerancia y corrupción, enfrenta su momento más crítico. La violencia, el terrorismo y la implosión de los cárteles han puesto a prueba la narrativa oficialista de la 4T, mientras los ciudadanos viven las consecuencias de esta crisis en carne propia.
Presión internacional y el papel de Trump
La llegada inminente de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido un factor decisivo para que el gobierno de Sheinbaum tome medidas más contundentes. Trump ha puesto el foco en tres temas clave para la relación bilateral:
- El fentanilo y su comercio ilícito.
- La creciente influencia de los cárteles en México.
- El flujo migratorio incontrolado.
El operativo “Enjambre” busca mostrar una postura activa frente a estos problemas. Sin embargo, los analistas señalan que este cambio de estrategia no es resultado de un convencimiento interno, sino de la necesidad de enviar señales de cooperación a Washington.
El gran reto: pacificar a México
Claudia Sheinbaum ha prometido pacificar al país, pero enfrenta limitaciones considerables. La falta de planificación adecuada y el legado de la “pax narca” de la administración anterior complican el panorama. Además, la presión internacional no cesa. México se ha convertido en un socio incómodo para Estados Unidos y Canadá, especialmente en temas de seguridad.
¿Quid pro quo con Trump?
El nuevo gobierno republicano se ha mostrado dispuesto a emplear el hard power para garantizar sus intereses en materia de seguridad. Esto podría traducirse en una relación más coercitiva, donde la colaboración con México sea vista como un intercambio directo de valor con beneficios inmediatos para Estados Unidos.
Conclusión: ¿Es suficiente el operativo “Enjambre”?
Aunque el operativo “Enjambre” es un paso en la dirección correcta, los desafíos estructurales de México en seguridad, corrupción e impunidad no se resolverán con medidas aisladas. El país se enfrenta a un delicado equilibrio entre responder a la presión internacional y reconstruir su tejido institucional.
Con Trump de regreso y la agenda de seguridad como prioridad, México deberá demostrar que puede ser un socio confiable, mientras enfrenta su propia hidra política y criminal.
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