Si ganas 20 mil pesos al mes, quizá pienses que no gastas tanto, pero hay una parte de tu dinero que se escurre sin que te des cuenta. No se trata de grandes lujos ni compras impulsivas, sino de esos pequeños gastos cotidianos que parecen insignificantes: un café aquí, una botellita de agua allá, una comida por delivery porque “hoy no tengo ganas de cocinar”. Son los llamados “gastos hormiga”, y cuando los juntas, pueden devorar una parte enorme de tu sueldo.
Imagina esto: compras un café diario de 60 pesos. En un mes, eso equivale a 1,800 pesos. Si además pides comida por aplicación dos veces a la semana, con un promedio de 250 pesos cada pedido, estás sumando 2,000 pesos más. Agrégale el servicio de streaming que ya ni ves (150 pesos), la propina digital, el antojo en la tiendita y las botellas de agua del Oxxo. En total, podrías estar tirando entre 3,500 y 4,500 pesos mensuales, es decir, casi una cuarta parte de tu ingreso.
“El problema no es el café ni el antojo, el problema es la inconsciencia. Cuando no sabes en qué se te va el dinero, terminas trabajando para mantener tus hábitos, no tus metas”, señala el economista Carlos López Méndez, asesor financiero independiente.
Y tiene razón. Si apartaras esos 4,000 pesos cada mes, en un año acumularías 48,000 pesos. Eso equivale a unas vacaciones, un fondo de emergencia o el inicio de un plan de inversión. Pero como no lo vemos así, dejamos que se esfume peso a peso, día tras día.
Cuando gastar es un alivio emocional
Lo curioso es que estos gastos tienen, muchas veces, una raíz emocional. No compramos porque lo necesitemos, sino porque queremos sentirnos mejor. Un café puede ser un refugio. Un pedido por app, una recompensa. Un snack, una pequeña gratificación para aliviar el cansancio o la ansiedad del día.
“El gasto hormiga es un reflejo de cómo regulamos nuestras emociones. A veces gastamos no por deseo, sino por cansancio, estrés o frustración. Es una forma de compensar lo que sentimos, pero con efectos que se acumulan silenciosamente”, asegura la psicóloga Mariana Salas, especialista en comportamiento del consumidor.
Agrega que el problema no está solo en el dinero que se gasta, sino en el ciclo emocional que lo sostiene. “Te sientes abrumado, gastas para sentir alivio, te culpas después y vuelves a hacerlo. Ese bucle refuerza una relación poco saludable con el dinero”, dice.
CÓMO EVITAR QUE LOS GASTOS HORMIGA TE DEVOREN
No necesitas ser un experto para mejorar tus finanzas. Solo hace falta un poco de atención y disciplina. Estas son siete recomendaciones sencillas pero efectivas:
1. Anota todo lo que gastas durante una semana. Puede ser en una libreta o en una app. Te sorprenderá ver dónde se esconde tu dinero.
2. Usa efectivo para tus antojos. Cuando ves cómo se reduce la cartera, piensas dos veces si vale la pena.
3. Ponle tope a tus “gustitos”. Decide un monto fijo mensual (por ejemplo, 1,000 pesos) para darte esos placeres sin culpa ni exceso.
4. Haz una limpieza de suscripciones. Cancela lo que no uses o comparte cuentas familiares.
5. Prepara tu comida algunos días. No se trata de convertirte en chef, solo de alternar entre cocinar y pedir. Ahorra sin sacrificar comodidad.
6. Aplica la regla de las 48 horas. Si ves algo que quieres comprar, espera dos días. Si después de ese tiempo todavía lo deseas, cómpralo. Si no, ya te ahorraste el gasto.
7. Automatiza tus ahorros. Programa una transferencia al inicio del mes. Así, ahorras antes de gastar, no al revés.


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