Fuga de agua en Atizapán deja 30 casas dañadas y causa caos por 72 horas

Fuga de agua en Atizapán deja 30 casas dañadas y causa caos por 72 horas
Fuga de agua en Atizapán deja 30 casas dañadas y causa caos por 72 horas

La historia comenzó antes del amanecer, cuando la fuga de agua sorprendió a cientos de familias de la colonia San Miguel Xochimanga en Atizapán, Estado de México. Eran las cinco de la mañana cuando la primera llamada de alerta llegó a Protección Civil: un estruendo, un chorro descontrolado, un río improvisado que avanzaba sin detenerse. Para los vecinos, el sonido del agua no fue un alivio, sino el anuncio de una desgracia que cambiaría su día —y quizá su semana— por completo.

Los habitantes despertaron entre el olor a humedad, pisos cubiertos, muebles flotando, autos parcialmente hundidos. Algunas personas abrieron la puerta solo para ver salir una marea turbia que había invadido su sala. Otras más intentaban rescatar en cubetas los últimos objetos que no habían sido alcanzados por la corriente.

Mientras tanto, en la calle, el caos empezaba a expandirse. La ruptura de la tubería de 72 pulgadas de la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) no solo inundó viviendas: obligó a suspender el suministro de agua por 72 horas en tres municipios clave: Atizapán, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli. La fuga de agua, más que un problema técnico, se convirtió en un golpe directo a la vida diaria de miles.

Cómo ocurrió el colapso de la tubería

La tubería afectada se ubica en la avenida La Manzana, esquina con Los Naranjos. Aunque las causas aún se investigan, los primeros reportes indican un desgaste estructural que pudo haberse agravado por la presión interna del sistema. La fuga de agua emergió con tal fuerza que rompió el pavimento y abrió paso a una inundación repentina.

Equipos de CAEM y del municipio llegaron con retroexcavadoras, bombas hidroneumáticas, camiones de volteo y cuadrillas de emergencia. El equipo Tláloc, experto en contingencias de este tipo, inició trabajos de excavación para localizar el tramo exacto del ducto dañado y evaluar la magnitud de la reparación.

Los vecinos, mientras observaban la escena, repetían lo mismo: “Nunca lo habíamos visto así”. Algunos incluso dudaban que los daños fueran reparados pronto.

Las historias detrás de las afectaciones

Dentro de las 30 casas dañadas hay historias que revelan la dimensión emocional del desastre. Una familia perdió refrigeradores, colchones y ropa recién comprada. Un señor mayor vio cómo el agua alcanzaba metro y medio dentro de su casa. Una mujer que tenía un pequeño negocio reportó pérdidas totales: mercancía mojada, muebles destruidos, productos arruinados.

La fuga de agua no solo dejó paredes húmedas y pisos destruidos; dejó incertidumbre. Muchos se preguntan si CAEM cubrirá los daños materiales, pues algunos vehículos quedaron completamente anegados.

Mientras tanto, los habitantes pasaron el día sacando muebles inservibles, apilando costales en las banquetas, intentando salvar lo poco que quedó intacto.

Respuesta de autoridades y tiempos de reparación

La CAEM informó vía redes sociales que la reparación tardará aproximadamente 72 horas, periodo en el cual los tres municipios afectados tendrán cortes o disminución en el suministro. La institución detalló que se levantará un censo de daños para definir apoyos directos a las familias.

Protección Civil sigue operando bombas de extracción y supervisando riesgos en la zona, mientras policías locales mantienen desvíos vehiculares para evitar accidentes.

A mitad de la jornada, el sentimiento general era que la fuga de agua había expuesto una vulnerabilidad grave en la infraestructura del Edomex, una falla que podría repetirse en otras zonas si no se atienden los problemas de fondo.

Una fuga de agua que deja una lección urgente

La fuga de agua en Atizapán no es solo un incidente aislado; es un recordatorio de que la infraestructura hídrica del Estado de México necesita atención inmediata, inversión y mantenimiento continuo. Miles de personas dependen de esos sistemas para vivir, trabajar y sostener sus actividades diarias. Cuando una tubería falla, no solo se pierde agua: se pierde tiempo, dinero, seguridad y tranquilidad.

La historia de este fin de semana, marcada por casas inundadas, vehículos dañados y familias enteras limpiando a contrarreloj, deja claro que la prevención es clave. Y que mientras no se actúe, cada fuga de agua seguirá repitiendo el mismo final: pérdidas, incertidumbre y comunidades enteras tratando de reconstruir lo que se llevó el agua.

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