viernes, diciembre 19, 2025

La economía informal crece, sostiene al país y sigue siendo señalada como problema

En México, la informalidad suele presentarse como un obstáculo que debe superarse. Se dice que es un problema histórico, que complica la recaudación de impuestos, que afecta la productividad y que impide que el país avance hacia un modelo más moderno y competitivo. 

Sin embargo, las cifras oficiales cuentan otra historia, una que obliga a replantear el debate: la mayor parte de las personas ocupadas trabaja en condiciones informales y este sector genera más de una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB). La economía informal, lejos de estar en retroceso, está creciendo y se ha convertido en un soporteimportante para el país.

En 2024, según el INEGI, la economía informal aportó 25.4% del PIB nacional, su nivel más alto en más de una década. En paralelo, 54.4% de la población ocupada del país trabaja en condiciones informales, es decir, más de la mitad de quienes producen bienes, ofrecen servicios o sostienen actividades esenciales lo hacen sin seguridad social, sin prestaciones y sin un contrato formal que los proteja. 

Estas cifras dan pie a una pregunta inevitable: ¿cómo puede calificarse como problema a un sector que sostiene a la mayoría de las personas trabajadoras y aporta uno de cada cuatro pesos generados en el país?

Este reportaje explora esa contradicción y busca explicar por qué la informalidad no es solo una consecuencia de las carencias estructurales del país, sino también un mecanismo de supervivencia y un motor económico que sigue creciendo más rápido que la economía formal.

1. LA CONTRADICCIÓN ENTRE EL DISCURSO OFICIALMENTE Y LA REALIDAD ECONÓMICA

En casi todos los niveles de gobierno se escucha la misma frase: “Hay que formalizar la economía informal”. Pero cuando se revisan los datos, parece que el país avanza en sentido contrario. La economía informal no disminuye, sino que crece. En 2023 representaba el 24.7% del PIB, en 2024 subió a 25.4%. Puede parecer un aumento pequeño, pero en términos económicos significa miles de millones de pesos generados por actividades no registradas formalmente.

Un ejemplo sencillo ayuda a entenderlo. Las ventas de comida callejera, los talleres de reparación caseros, los plomeros y electricistas independientes, las tiendas de abarrotes en colonias populares. Casi todos ellos forman parte de la economía informal. Nadie les pide declaraciones fiscales, no registran su negocio ante Hacienda, no pagan seguridad social. Sin embargo, sus ingresos sí cuentan para medir la actividad económica del país y su trabajo alimenta a millones de familias.

La contradicción ocurre porque formalizar no es tan fácil como llenar un formulario. Para muchas personas, las obligaciones que exige la formalidad, como pago de IMSS, trámites constantes, costos fiscales y administrativos, son imposibles de cubrir. La formalidad, en este contexto, se convierte en un lujo. Y mientras no existan condiciones para que sea accesible, la informalidad seguirá creciendo, aunque el discurso diga lo contrario.

2. LA DESIGUALDAD LABORAL: MUCHOS TRABAJAN MÁS, GANAN MENOS Y VIVEN SIN PROTECCIÓN

Un dato sorprendente del INEGI revela que el sector formal genera 74.6% del PIB con solo 45.6% de las personas ocupadas. El sector informal, en cambio, produce 25.4% del PIB con 54.4% de la población ocupada. Traducido en términos prácticos, esto significa que millones de personas en la informalidad producen menos ingresos por cada hora trabajada, aunque muchas veces trabajan más.

Pensemos en un albañil que trabaja por su cuenta. No tiene seguro social, no tiene vacaciones pagadas, y si un día se accidenta, su ingreso desaparece. A pesar de eso, este trabajador es responsable de una parte importante de la construcción de viviendas, locales comerciales y remodelaciones que vemos todos los días. Pero su productividad económica registrada es menor porque no forma parte de una empresa formal que genere valor agregado con maquinaria, infraestructura y administración.

La desigualdad laboral se profundiza porque quienes trabajan en la informalidad no tienen acceso a créditos, guarderías, seguridad en caso de enfermedad o retiro. Tampoco pueden generar historial crediticio para comprar una casa o un vehículo. La informalidad permite sobrevivir hoy, pero complica construir una vida estable mañana.

Aquí otro ejemplo cotidiano: una mujer que vende tamalesdesde su casa puede ganar suficiente para mantener a sus hijos, pero su ingreso depende del clima, de la demanda del día, de la competencia. Si un día falta por enfermedad, nadie le paga. Si sube el costo del gas o del maíz, sus ganancias se reducen. Es trabajadora, produce riqueza, pero no tiene las protecciones que otorga la formalidad. Su vida laboral es una cuerda floja.

3. EL DINAMISMO DE LOS PEQUEÑOS NEGOCIOS QUE SOSTIENEN BARRIOS COMPLETOS

Una de las razones por las que la economía informal crece es que muchos de los sectores que la integran se adaptan rápidamente a las necesidades de las personas. El documento del INEGI muestra que, dentro del sector informal, el comercio al por menor aporta 43.5% del valor agregado y la construcción 25.5%. Juntos representan casi 70% del total.

Esto explica por qué, en casi cualquier colonia del país, se pueden encontrar tiendas de abarrotes, papelerías, estéticas improvisadas, taquerías, puestos de frutas y talleres familiares. La mayor parte de estos negocios no está formalizada, pero cumplen funciones esenciales, puesacercan servicios, ofrecen productos a precios accesibles y crean empleos inmediatos sin necesidad de trámites ni entrevistas.

En la construcción sucede algo similar. Muchas remodelaciones, ampliaciones de vivienda o reparaciones se realizan sin contratos formales y sin empresas registradas. Los albañiles trabajan por obra, reciben su pago en efectivo y no forman parte de estadísticas laborales formales, pero su trabajo sostiene una industria enorme y de alto movimiento.

4. LA INFORMALIDAD COMO PARTE DEL SISTEMA Y NO COMO UNA FALLA AISLADA

Durante años se ha explicado la informalidad como un problema que debe eliminarse. Pero las cifras muestran que es más bien un componente estructural, pues sin la informalidad, millones de personas no tendrían forma de generar ingresos.

De hecho, la economía informal creció 4.3% en 2024, mientras la formal apenas creció 0.5%. Es decir, el sector informal es actualmente más dinámico que el formal. Esto puede ocurrir por varias razones, como falta de empleos bien pagados, alto costo de la formalidad, necesidad de ingresos rápidos o flexibles, y un mercado que se acomoda con facilidad a lo informal.

La formalidad, por su parte, implica trámites, pagos fijos, inspecciones y obligaciones que muchos negocios pequeños no pueden cubrir. Esto hace que la informalidad sea la opción natural para millones de personas.

Pensar la informalidad como una falla es ignorar que el propio sistema económico la produce y la necesita. Las familias recurren a ella porque es la vía más rápida para obtener ingresos. Las ciudades la requieren para servicios que el sector formal no cubre. Y la economía nacional se apoya en ella para sostener el consumo cotidiano.

5. ¿CÓMO FORMALIZAR SIN DESTRUIR?, ¿CÓMO FORMALIZAR SIN EXCLUIR?

Ante estos datos del INEGI, la discusión pública debería moverse hacia preguntas más realistas. Formalizar por decreto no funciona si la gente no puede pagar las obligaciones que trae la formalidad. Exigirle a un negocio que facture, pague cuotas, contrate personal y cumpla con normas estrictas puede llevarlo a cerrar antes de poder crecer.

¿Cómo se formaliza entonces un puesto de tacos que funciona porque no tiene costos fijos? ¿Cómo se formaliza a una trabajadora doméstica que recibe menos del salario mínimo? ¿Cómo se formaliza a un agricultor de subsistencia que apenas obtiene lo necesario para vivir?

La respuesta no es sencilla, pero puede ser trabajar en la reducción de costos y trámites de formalización, crear esquemas flexibles para micronegocios, aplicar cuotas proporcionales a los ingresos reales, ampliar la cobertura de seguridad social no vinculada al empleo formal o reconocer que la informalidad no desaparecerá sin alternativas reales.

Un ejemplo práctico de política pública inclusiva sería permitir que pequeños comercios informales paguen una cuota mínima mensual que les dé acceso a servicios básicos como seguro médico o ahorro para el retiro, sin requerirles grandes trámites ni cargas fiscales imposibles de sostener. Otro ejemplo sería establecer apoyos específicos para trabajadoras domésticas, que hoy forman parte de la informalidad, aunque trabajan en hogares formalizados.

Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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