La imposición de un arancel del 17.09% al jitomate mexicano por parte de Estados Unidos no es solo un titular nacional; es una crisis directa para Jalisco que pone a prueba a sus líderes políticos y amenaza con golpear el corazón de su economía agrícola.
Guadalajara, Jalisco.- La decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos de reactivar un arancel del 17.09% a las importaciones de jitomate mexicano ha encendido las alarmas en todo el país, pero en pocos lugares resuena con la misma fuerza que en Jalisco. Como potencia agrícola, el estado se encuentra en la primera línea de una guerra comercial que amenaza miles de empleos, la rentabilidad de sus productores y la estabilidad de una cadena de valor multimillonaria. La respuesta, más allá de la diplomacia federal, se ha convertido en un termómetro de la capacidad de gestión política local.
El Contexto Nacional: Un Rechazo Unánime pero Insuficiente
Desde Palacio Nacional, la postura ha sido clara. La presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado la medida como «injusta», argumentando que los principales afectados serán los propios consumidores estadounidenses, quienes dependen del producto mexicano por su calidad y volumen. Las secretarías de Economía y Agricultura han secundado esta posición, rechazando el arancel y prometiendo diálogo y apoyo a los productores.
Sin embargo, mientras las negociaciones de alto nivel continúan en un clima de tensión, la realidad en el campo no espera. La incertidumbre ya ha comenzado a afectar al sector. Entre enero y mayo de 2025, las exportaciones de jitomate mexicano ya habían registrado una caída del 11.6% en su valor, una señal preocupante de lo que podría venir.
Jalisco en el Ojo del Huracán: La Amenaza Económica Real
Para Jalisco, los números son más que estadísticas; representan el sustento de comunidades enteras. Aunque Sinaloa es el principal exportador, Jalisco es un jugador clave en la industria agrícola nacional y cualquier disrupción en un producto tan emblemático como el jitomate genera un efecto dominó. La Asociación de Productores de Hortalizas de México (AMPAC) ha advertido que, a nivel nacional, hasta 500,000 empleos directos e indirectos están en riesgo.
El impacto no se limita a los exportadores. Una sobreoferta en el mercado interno podría desplomar los precios para los productores locales, mientras que la inestabilidad podría, paradójicamente, encarecer el producto para el consumidor final en los mercados de Guadalajara. Es una crisis con múltiples frentes.
«Este acuerdo discreto pero crucial mantiene estables los precios de los comestibles y sostiene nuestras cadenas de suministro», señaló el congresista texano Henry Cuellar, reflejando que incluso en Estados Unidos hay voces que alertan sobre las consecuencias negativas de la medida.
La Respuesta Política Local: ¿Qué Hacen los Líderes de Jalisco?
Ante este panorama, la atención se centra en la respuesta del gobierno estatal y las cámaras empresariales de Jalisco. ¿Existe un plan de contingencia? ¿Se están preparando apoyos para los pequeños y medianos productores que podrían ser los más afectados? ¿Qué gestiones se están realizando desde el gobierno de Jalisco para presionar a nivel federal y defender los intereses del estado?
Estas son las preguntas que los ciudadanos y los empresarios jaliscienses se hacen. La crisis del jitomate ha trascendido el ámbito económico para convertirse en una prueba de fuego para el liderazgo político de Jalisco. Su capacidad para navegar esta tormenta, proteger su industria y defender a su gente será juzgada no por sus declaraciones, sino por sus acciones concretas en las próximas semanas.


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