
Productores mexicanos defienden el jitomate: «EE.UU. no puede reemplazarnos»
La decisión del gobierno de Estados Unidos de cancelar unilateralmente el Acuerdo de Suspensión de Tomate Fresco y aplicar una cuota compensatoria del 17.09% a las importaciones mexicanas, ha generado una ola de inconformidad entre los productores nacionales.
A través de un extenso comunicado, las principales asociaciones del sector hortícola mexicano —entre ellas la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida, el Consejo Agrícola de Baja California y el Sistema Producto Tomate—, alzaron la voz en defensa del producto más emblemático del campo nacional: el jitomate.
Una historia de 120 años: del surco a la mesa
Los productores recordaron que la relación entre México y Estados Unidos en materia de jitomate no es nueva ni casual. Durante más de 120 años, el campo mexicano ha construido con esfuerzo, innovación y calidad un mercado sólido al norte de la frontera.
Hoy, ese esfuerzo se traduce en cifras que hablan por sí solas: 4,300 millones de libras de jitomate enviadas desde México cada año, lo que representa cerca del 66% del consumo total en Estados Unidos.
“No hay en el corto ni en el mediano plazo países del mundo que puedan reemplazar al jitomate mexicano”, enfatizaron las asociaciones.
Un golpe al consumidor estadounidense
Los productores también advirtieron que esta medida tendrá consecuencias directas en los bolsillos de los consumidores estadounidenses, quienes verán encarecido un producto de consumo básico en su dieta diaria.
El jitomate mexicano no es solo un producto agrícola: es parte del día a día en la cocina estadounidense, ya sea en hogares, restaurantes o cadenas de comida rápida. Dos de cada tres jitomates consumidos allá provienen de manos mexicanas, dijeron con orgullo.
Un acuerdo interrumpido antes… y restablecido después
No es la primera vez que este acuerdo entra en crisis. En 2019, el Departamento de Comercio estadounidense también decidió darlo por terminado. Pero, tras cuatro meses de negociaciones, se restableció.
Los productores confían en que, con el respaldo del Gobierno de México, puedan volver a lograrlo. Reconocieron especialmente el acompañamiento de la Secretaría de Agricultura, la Secretaría de Economía, la Embajada de México en EE.UU. y la presidenta de México.
Una cadena agroalimentaria que no se puede romper
El jitomate mexicano no llega solo a EE.UU. Cientos de miles de empleos directos e indirectos —desde jornaleros hasta transportistas— dependen de esta industria. Romper este flujo comercial implica una afectación directa a familias del campo mexicano, pero también a toda la cadena de suministro binacional.
Por eso, los productores hicieron un llamado a encontrar mecanismos y soluciones para normalizar esta situación a la brevedad. La subsistencia de una industria entera está en juego.
Resiliencia y orgullo: el campo mexicano no se detiene
A pesar del arancel y los obstáculos comerciales, las organizaciones dejaron claro que seguirán exportando jitomates de la más alta calidad.
“El sector ha sido resiliente, ha superado múltiples batallas comerciales y continuará esforzándose”, recalcaron.
No solo Estados Unidos disfruta de este fruto: el jitomate mexicano también llega a las mesas de México y el mundo, como símbolo de un campo que produce con calidad, orgullo y dignidad.
El jitomate, símbolo de soberanía agrícola
Este nuevo capítulo en el conflicto comercial entre México y Estados Unidos pone en evidencia la fragilidad de los acuerdos cuando pesan intereses políticos.
Pero también confirma la fortaleza de una industria mexicana que no baja los brazos y que ha sabido construir un mercado sólido y confiable, basado en la calidad de su gente y la competitividad de su producto.
La batalla por el jitomate no es solo económica: es también una defensa del esfuerzo del campo nacional, de una historia de más de un siglo, y de la legitimidad de quienes han conquistado paladar por paladar el gusto de millones de familias al norte del Río Bravo.