I.M. Pei, el arquitecto de origen chino-americano, fue un maestro de la controversia, destacando por la Pirámide del Louvre. Conoce su legado fiero y voluntarioso a través de exposiciones retrospectivas.
El legado arquitectónico de I.M. Pei (1917-2019) es el tema central de dos exposiciones que revelan su carácter fiero y voluntarioso, incluso después de su fallecimiento. Este arquitecto de origen chino-americano, conocido por sus propuestas arriesgadas y su tendencia a imponer su visión, es el autor de la icónica Pirámide de cristal del Museo del Louvre de París.
La muestra retrospectiva “I. M. Pei: Life Is Architecture” y “I. M. Pei and the Making of the Museum of Islamic Art: From Square to Octagon and Octagon to Circle” ofrecen un vistazo a su particular forma de trabajo.
A través de más de 400 piezas que incluyen maquetas, planos, fotografías y documentos, se traza la trayectoria de un hombre que no temía a la controversia. La carrera de Pei estuvo marcada por obras audaces que desafiaron las convenciones y los gustos establecidos.
Su capacidad para transformar paisajes urbanos y culturales, a menudo en contra de la opinión popular o la crítica especializada, es una de las características más fascinantes de su legado.
El Museo de Arte Islámico y el espacio de arte Al Riwaq dedican estas exposiciones a la figura de Pei como parte de la celebración del 20 aniversario del Museo de Arte Islámico. Estas muestras no solo honran su contribución al diseño, sino que también examinan las batallas y condiciones que impuso para materializar sus visiones arquitectónicas, desde París hasta Doha.
La controversia de la Pirámide del Louvre
Sin duda, la Pirámide del Louvre es la obra más emblemática y controversial de I.M. Pei. En la década de 1980, su diseño de una estructura de cristal y acero en el patio principal del palacio del Louvre fue duramente criticado.
La prensa y el público francés consideraron la pirámide de I.M. Pei un diseño feo que no encajaba con la majestuosidad del edificio del siglo XVI. Algunos críticos la tacharon de obra faraónica y megalómana, señalando al entonces presidente de Francia, François Mitterrand, como el impulsor de este proyecto.
A pesar de la intensa protesta y el escepticismo generalizado, Pei se mantuvo firme en su visión y continuó con la obra. Su determinación fue tal que condicionó la mudanza del Ministerio de Finanzas, que ocupaba una parte del palacio, y exigió a una fábrica de vidrio la creación de un cristal totalmente transparente para su pirámide. Amenazó con cambiar de proveedor si no se cumplía su petición de una pureza absoluta en el material, demostrando su férrea voluntad.
La defensa final de la obra provino del alcalde de París en ese momento, Jacques Chirac, quien presentó una maqueta para que el público pudiera apreciar la obra antes de su finalización. Hoy, la Pirámide de cristal de I.M. Pei es un orgullo para Francia, un símbolo moderno del museo y un testimonio de cómo la visión audaz de un arquitecto puede superar la resistencia inicial para convertirse en un ícono cultural.
Un legado de obras maestras y exigencias únicas
El recorrido por la vida y obra de I.M. Pei no se limita al Louvre. Las exposiciones también exploran otros trabajos significativos, como la biblioteca del presidente Kennedy en la Universidad de Massachussets. Curiosamente, para este proyecto se había votado inicialmente por Mies van der Rohe, pero Jaqueline Kennedy se decantó por Pei, pues buscaba ser sorprendida con un diseño fuera de lo convencional.
Otro punto focal de las exposiciones es la historia de la construcción del Museo de Arte Islámico en Doha, Qatar. Originalmente, el proyecto de I.M. Pei fue sometido a concurso, con figuras de la talla de Zaha Hadid participando y el arquitecto mexicano Ricardo Legorreta en el jurado. Sin embargo, en 1999, el jeque Hamad bin Khalifa Al Thani comisionó el edificio directamente a I.M. Pei, a pesar de que este ya se había retirado de la actividad profesional.
Pei accedió al encargo bajo dos condiciones excepcionales. Primero, exigió la oportunidad de realizar una extensa investigación por todo Medio Oriente para comprender la esencia de la arquitectura islámica. Segundo, demandó que se construyera toda una isla artificial exclusivamente para el museo.
Su objetivo era que la edificación estuviera separada de tierra firme y así no competir con ningún otro edificio circundante, garantizando su aislamiento y prominencia. Esta exigencia demuestra una vez más el carácter intransigente del arquitecto en pos de su visión artística, culminando en un edificio que es una joya arquitectónica de la región.
