Geles energéticos: lo que no sabes sobre cuándo y cómo consumirlos

Geles energéticos y su uso correcto según duración, intensidad del ejercicio y objetivos reales de rendimiento

Geles energéticos: lo que no sabes sobre cuándo y cómo consumirlos
Geles energéticos explicados paso a paso para entender en qué momento conviene consumirlos y cuándo es mejor evitarlos

Los geles energéticos han pasado de ser un recurso exclusivo de atletas de élite a un tema cotidiano entre corredores recreativos, ciclistas de fin de semana y personas que van al gimnasio buscando mejorar su rendimiento. Basta con observar cualquier maratón moderno para entenderlo: estaciones de abastecimiento frecuentes, bebidas azucaradas, sobres abiertos a toda velocidad y atletas consumiendo calorías mientras siguen en movimiento. La pregunta ya no es si existen, sino si realmente son necesarios para todos y en qué momento su uso tiene sentido.

Desde hace años, los geles energéticos se han convertido en símbolo de resistencia, estrategia y preparación. La nutricionista deportiva Sunny Blende definió alguna vez las pruebas de ultraresistencia como competencias de comida y bebida con ejercicio añadido, y esa idea resume bien el cambio cultural alrededor del entrenamiento. Hoy, muchos deportistas asumen que consumir energía durante el esfuerzo es obligatorio, aunque no siempre comprendan el porqué.

El auge de los geles energéticos está ligado a investigaciones que demostraron que los atletas entrenados pueden digerir carbohidratos más rápido de lo que se creía. Esa revelación transformó las estrategias de competencia y abrió la puerta a un mercado enorme de productos diseñados para consumir en plena actividad. Sin embargo, trasladar esa lógica de la élite al deporte recreativo no siempre es una decisión acertada.

El origen del fenómeno y su impacto en el deporte moderno

Los geles energéticos surgieron como una solución práctica para pruebas largas, donde cargar alimentos sólidos era incómodo e ineficiente. Su formato concentrado permitía ingerir carbohidratos rápidamente, sin masticar y con mínima interrupción del ritmo. Con el tiempo, esta solución se normalizó y empezó a verse incluso en entrenamientos cortos.

geles energéticos comenzaron a aparecer en mochilas de gimnasio, bolsillos de corredores urbanos y rutinas que duran menos de una hora. Esta expansión generó una percepción errónea: que cualquier ejercicio requiere un aporte calórico inmediato. En realidad, el cuerpo humano cuenta con reservas suficientes para la mayoría de las sesiones cotidianas.

Cuánto dura tu entrenamiento y por qué eso importa

La duración del ejercicio es la primera variable clave. El cuerpo almacena carbohidratos en forma de glucógeno, principalmente en músculos e hígado. Estas reservas permiten sostener esfuerzos intensos durante aproximadamente 90 a 120 minutos. A partir de ese punto, si no hay reposición, aparece el famoso agotamiento.

En entrenamientos largos, los geles energéticos cumplen una función clara: retrasar la fatiga, mantener la intensidad y evitar la caída abrupta del rendimiento. En sesiones más cortas, su impacto es mucho menor y, en muchos casos, innecesario.

geles energéticos pueden ofrecer un beneficio incluso antes de que las reservas se agoten por completo, ya que los músculos funcionan con mayor eficiencia cuando el combustible está disponible. Sin embargo, ese beneficio es más relevante en contextos competitivos que en rutinas recreativas.

Intensidad del ejercicio y uso real de los geles

No todos los entrenamientos consumen energía al mismo ritmo. La intensidad define qué tipo de combustible utiliza el cuerpo. En esfuerzos suaves o moderados, la grasa juega un papel central y las reservas son prácticamente ilimitadas. En esfuerzos intensos, los carbohidratos dominan.

Por eso, geles energéticos tienen sentido cuando la intensidad es alta y sostenida. Un partido competitivo, una carrera exigente o una sesión clave de preparación pueden justificar su consumo. Una caminata rápida o una rutina ligera de gimnasio, no.

Muchos atletas profesionales entrenan hasta 90 minutos sin consumir nada durante la sesión, confiando en una buena alimentación previa. Cuando alguien necesita un gel en un entrenamiento cotidiano, suele indicar una mala planificación nutricional antes de empezar.

El objetivo del entrenamiento cambia todas las decisiones

Aquí surge una pregunta fundamental: ¿entrenas para rendir o para mejorar tu salud? En competencia, cualquier mejora marginal cuenta. En entrenamiento, no siempre conviene replicar las condiciones de carrera.

Estudios han mostrado que algunos beneficios metabólicos del ejercicio disminuyen cuando se reponen inmediatamente las calorías gastadas. En otras palabras, entrenar con menos combustible puede ser parte del estímulo que hace al cuerpo adaptarse y mejorar.

geles energéticos, usados sin necesidad, pueden limitar esas adaptaciones. Mantener siempre altos los niveles de energía puede impedir que el organismo aprenda a utilizar eficientemente otras fuentes de combustible.

El lado menos visible del consumo frecuente

La mayoría de las calorías que aportan los geles energéticos provienen de azúcares simples. Aunque son útiles en contextos específicos, su consumo frecuente puede tener efectos negativos a largo plazo si se integran de forma indiscriminada en la rutina.

geles energéticos no son alimentos milagro ni suplementos neutros. Son herramientas. Usarlas cuando no se necesitan equivale a añadir azúcar extra sin beneficio real. En entrenamientos fáciles, prescindir de ellos suele ser la opción más sensata.

Cuando sí conviene utilizarlos

A pesar de las advertencias, muchos corredores y ciclistas no consumen suficientes calorías cuando realmente las necesitan. En esfuerzos largos o muy exigentes, no usar geles energéticos puede traducirse en fatiga excesiva, mala recuperación y bajo rendimiento.

Adquirir el hábito de alimentarse correctamente durante sesiones duras permite entrenar mejor, recuperarse antes y sostener la calidad del trabajo a lo largo de semanas y meses. La clave está en diferenciar cuándo el cuerpo lo necesita y cuándo no.

geles energéticos funcionan mejor cuando se integran en una estrategia clara, alineada con la duración, la intensidad y el objetivo del entrenamiento.

Curiosidades que pocos conocen sobre su efecto real

Una curiosidad interesante es que, en entrenamientos intermedios, el beneficio de los geles energéticos no siempre proviene de alimentar los músculos. En algunos casos, basta con el sabor dulce para activar señales en el cerebro que reducen la percepción de fatiga, incluso sin tragar el líquido.

Esto explica por qué algunos estudios observaron mejoras simplemente al hacer buches con bebidas deportivas. El cerebro interpreta que hay energía en camino y ajusta el esfuerzo.

geles energéticos, entonces, no solo actúan a nivel físico, sino también psicológico, algo que muchos atletas desconocen.

Cómo decidir si debes usarlos o no

La decisión final no debería basarse en modas ni en lo que hacen los atletas profesionales. Debe responder a una evaluación honesta de tu entrenamiento. Si dura menos de 45 minutos y no es muy intenso, probablemente no los necesitas. Si supera la hora y es exigente, pueden ser útiles.

geles energéticos deben verse como una herramienta estratégica, no como un requisito automático. Planificar su uso es parte de entrenar con inteligencia.

El futuro del entrenamiento y la nutrición deportiva

A medida que el conocimiento avanza, la tendencia apunta a un uso más consciente y personalizado. No se trata de consumir más, sino de consumir mejor. Entender cuándo y por qué usar geles energéticos marca la diferencia entre un entrenamiento efectivo y uno simplemente cómodo.

La popularidad de estos productos seguirá creciendo, pero también lo hará la necesidad de educar a los atletas sobre su verdadero papel.

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