Google mantiene Chrome pero deberá compartir datos por fallo judicial

El fallo contra Google evita su desinversión en Chrome, pero limita contratos de exclusividad y ordena compartir datos de búsqueda para frenar su monopolio digital.

Un juez federal dictaminó que Google no venderá Chrome ni Android, pero deberá compartir datos y evitar acuerdos de exclusividad que refuercen su monopolio.

Google mantiene Chrome pero deberá compartir datos por fallo judicial

La mañana de este martes, en una sala del Tribunal de Distrito de Columbia, se escribió un nuevo capítulo en la historia de los gigantes tecnológicos. El juez Amit Mehta dictaminó que Google podrá conservar su navegador Chrome, pieza clave de su imperio digital, pero tendrá que modificar de manera sustancial sus prácticas de negocio. La decisión marcó un punto medio entre las sanciones más duras que pedía el Departamento de Justicia y la defensa férrea de Google, que insistía en que su éxito se debía a la preferencia del consumidor y no a prácticas ilegales.

El fallo se centra en dos puntos clave: la prohibición de contratos de exclusividad que mantenían a Google como buscador predeterminado en millones de dispositivos y la obligación de compartir ciertos datos de búsqueda. Esta decisión busca limitar el monopolio que, según el Departamento de Justicia, Google construyó gracias a acuerdos multimillonarios con compañías como Apple, a quien paga miles de millones cada año para mantener su motor de búsqueda en los iPhones.

El origen de la batalla legal contra Google

La historia se remonta a 2020, cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó una demanda histórica acusando a Google de violar la Sección 2 de la Ley Sherman, diseñada para frenar los monopolios. La acusación era clara: Google no solo dominaba el mercado de las búsquedas en internet, sino que había levantado muros de entrada para impedir la competencia. En agosto de 2024, el tribunal determinó que Google efectivamente había violado la ley al mantener un monopolio ilegal en su mercado principal.

Durante el juicio de reparaciones celebrado en mayo de 2025, las propuestas fueron intensas. Mientras el Departamento de Justicia pedía medidas drásticas, como la posible venta de Chrome o la prohibición total de pagos por ser buscador predeterminado, Google defendía su modelo afirmando que cualquier cambio severo dañaría a socios y consumidores. Finalmente, el juez Mehta rechazó las sanciones más extremas pero ordenó modificaciones sustanciales en la forma en que la compañía opera.

Chrome y Android, activos intocables

Una de las grandes preguntas que rondaba era si Google podría verse obligado a deshacerse de Chrome o incluso de Android. El fallo fue claro: no habrá desinversión forzada en estos activos clave. El juez consideró que no se utilizaban directamente para implementar restricciones ilegales, por lo que no correspondía su venta. Sin embargo, la obligación de compartir datos de búsqueda representa una apertura significativa en el muro de información que hasta ahora solo Google controlaba.

El efecto en Apple, socios y consumidores

Uno de los aspectos más delicados del fallo fue la cuestión de los pagos que Google realiza a socios como Apple. El tribunal reconoció que suspender estos pagos tendría consecuencias devastadoras para varias compañías y también para los consumidores, que verían encarecidos productos o servicios. Por ello, la decisión no prohíbe estas transacciones, pero sí limita los acuerdos de exclusividad que refuercen la posición dominante de Google.

Una batalla que no termina

Aunque el fallo marca un precedente histórico, la historia aún está lejos de concluir. Google ya ha anunciado que apelará la decisión, lo que podría retrasar la implementación de sanciones definitivas. Mientras tanto, el Departamento de Justicia celebra un triunfo parcial que envía un mensaje a toda la industria tecnológica: incluso los gigantes como Google deben rendir cuentas cuando sus prácticas ponen en riesgo la competencia.

El veredicto también reaviva el debate sobre hasta qué punto el poder de las Big Tech debe ser limitado para proteger la innovación y el derecho de los usuarios a elegir libremente en internet. Para muchos, este caso es apenas el inicio de una nueva era de regulaciones que cambiará el mapa digital en Estados Unidos y, probablemente, en el mundo.

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