Tragedia en Brasil. La mañana del 23 de noviembre comenzó como cualquier otra en el corazón cultural de Manaos. Las calles alrededor del icónico Teatro Amazonas se preparaban para convertirse en un escenario festivo: luces, decoraciones y el imponente árbol navideño que cada año atrae a familias enteras. Pero esa mañana, la alegría se convirtió en horror. La tragedia surgió en segundos, cuando la estructura de más de 23 metros cayó de forma abrupta sobre dos trabajadores que participaban en su instalación.
Quienes estaban en la plaza nunca olvidarán el estruendo, los gritos y la sensación de incredulidad al ver cómo un símbolo de unidad y esperanza se transformaba en un episodio fatal. Fue el inicio de una historia que hoy destapa negligencias, irregularidades y una cadena de errores que nunca debieron ocurrir.
Tragedia en Brasil: el accidente en Manaos que lo cambió todo
De acuerdo con los reportes preliminares, la caída del enorme árbol ocurrió alrededor de las 11 de la mañana. La grúa encargada de levantar la estructura se volcó sin previo aviso, haciendo colapsar el armazón directamente sobre los trabajadores. La víctima mortal, Antônio Paulo Rodrigues de Souza, de 40 años, fue trasladada de urgencia al hospital, donde falleció poco después. Su compañero, Henes Libório Ramos, de 47 años, sobrevivió con una fractura en la pierna y se encuentra estable.
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La tragedia en Brasil no solo dejó una vida perdida, sino que también reveló fallas graves que comprometen la seguridad laboral en una operación que debía ser rutinaria.
Irregularidades técnicas que explican el colapso
La investigación de la Policía Civil detectó una serie de fallas que, de haberse atendido, habrían evitado el desastre.
No había un Limitador de Carga (LMC), un dispositivo obligatorio que evita que una grúa exceda su capacidad máxima. La ausencia de este equipo esencial dejó al operador sin alertas ni parámetros que pudieran evitar la sobrecarga.
Tampoco existía un plan de izamiento elaborado por un ingeniero, documento indispensable que define cómo deben realizarse estas maniobras, cómo distribuir el peso y cuáles son los puntos críticos del proceso. Sin este plan, todo queda a la improvisación.
La operación tampoco contaba con la Anotación de Responsabilidad Técnica (ART), un requisito indispensable que certifica la supervisión de un ingeniero habilitado. Las autoridades calificaron estas omisiones como determinantes para el accidente.
Incluso el video difundido en redes sociales aporta elementos claves: se observa al operador vestido de Papá Noel, saltando de la grúa segundos antes del desplome. Ese mismo operador, Antônio Benjamin, fue detenido más tarde acusado de homicidio culposo y lesiones corporales.
Un operador sin autorización y una empresa bajo la lupa
Uno de los detalles más polémicos revelados por la investigación es que Benjamin estaba recibiendo prestaciones por discapacidad. No debía estar trabajando ni mucho menos operando maquinaria pesada. La empresa lo había contratado solo para esa jornada, sin verificar certificaciones, historial médico, ni aptitud profesional.
El inspector Marcelo Martins lo afirmó con contundencia:
“Estaba de baja laboral debido a una prestación por discapacidad. No estaba cualificado ni apto para trabajar. La empresa incurrió en un error grave al contratar a alguien sin verificar sus cualificaciones”.
La Secretaría de Cultura informó que la compañía había entregado documentación, pero la investigación busca determinar si esa documentación era real, suficiente o simplemente pasó sin revisión adecuada.
El impacto social y político de la tragedia
La caída del árbol no solo dejó daños humanos: también reactivó el debate sobre la precarización laboral, la falta de supervisión y el desorden en contrataciones para eventos públicos. El gobernador de Amazonas, Wilson Lima, expresó su tristeza y ofreció apoyo a las familias. Aseguró que garantizarán que este episodio no quede impune.
La tragedia además revive el fantasma del incendio ocurrido en el mismo lugar en 2024, cuando también un árbol navideño generó un incidente mayor, aunque entonces no hubo heridos. Esto aumenta la presión sobre las autoridades y la comunidad técnica, que exige protocolos más estrictos.
Una tragedia que exige cambios urgentes
La tragedia en Brasil en Manaos no fue un accidente inevitable; fue el resultado de negligencias acumuladas, verificaciones omitidas y una peligrosa normalización de fallas técnicas. Esta pérdida humana obliga a replantear la seguridad laboral en eventos públicos y privados. El árbol navideño que debía simbolizar esperanza terminó revelando un sistema quebrado que exige cambios inmediatos.
