El consumo de fentanilo en Estados Unidos se ha convertido en una de las crisis de salud más devastadoras de su historia reciente. Con miles de muertes anuales y un aumento descontrolado en la adicción, los efectos de esta droga se extienden mucho más allá de las fronteras estadounidenses.
En México, esta crisis tiene otra cara: la violencia entre los cárteles, que se disputan el lucrativo negocio del tráfico de fentanilo, y un estigma creciente hacia los inmigrantes. Desde la administración de Donald Trump, los migrantes mexicanos han sido señalados como responsables indirectos de la crisis, un discurso que ha servido para justificar políticas migratorias más duras y discriminación sistemática.
De las redadas al estigma: la narrativa contra los inmigrantes
En su discurso de investidura, Donald Trump reforzó un mensaje que ha calado profundamente: los inmigrantes son culpables de los problemas de EE. UU. Las palabras del mandatario no solo recibieron aplausos, sino que también sembraron la base de políticas que demonizan a quienes cruzan la frontera.
La relación entre la crisis del fentanilo y los inmigrantes no tiene fundamento sólido, pero funciona como una herramienta política de distracción. A través de redadas masivas y deportaciones publicitadas, el gobierno busca proyectar fuerza mientras evade abordar el problema real: un sistema de salud y prevención de adicciones que no está preparado para esta emergencia.
Nitacenos: la nueva amenaza en el mercado negro
Mientras el fentanilo sigue devastando comunidades, los nitacenos han llegado como una nueva amenaza que podría empeorar la crisis. Estas sustancias, que se comenzaron a fabricar en los años 50 como analgésicos, son hasta 900 veces más potentes que la morfina y altamente adictivas.
Desde 2019, la ONU ha identificado al menos 18 variaciones de nitacenos en el mercado negro, lo que indica su rápida expansión. Según la DEA, el aumento de estas drogas podría desatar una nueva ola de problemas de salud pública, aún más severa que la del fentanilo.
¿Qué significa esto para México?
El auge del fentanilo ya había puesto a México en el centro de las críticas internacionales. Ahora, con los nitacenos ganando terreno, los retos para el gobierno mexicano se multiplican:
- Mayor violencia entre cárteles. La diversificación de las drogas aumenta la competencia por territorios y rutas de distribución.
- Estigmatización internacional. Los migrantes mexicanos podrían ser aún más señalados como responsables de la crisis en EE. UU., intensificando la discriminación y las políticas restrictivas.
- Impacto en las relaciones bilaterales. La presión de Washington para combatir el narcotráfico podría derivar en mayores tensiones políticas.
Además, el control de precursores químicos será clave para evitar la expansión de estas sustancias. México ya enfrenta el desafío de vigilar los puertos y puntos de entrada donde llegan los químicos utilizados en la fabricación de fentanilo, y ahora tendrá que redoblar esfuerzos para contener los nitacenos.
Una crisis que requiere cooperación, no culpables
El enfoque punitivo hacia los migrantes y la falta de coordinación internacional no resolverán la crisis. En su lugar, es urgente una estrategia conjunta que abarque:
- Tratamiento y prevención de adicciones en Estados Unidos.
- Control efectivo de precursores químicos en México.
- Políticas migratorias humanas que no criminalicen a quienes buscan una vida mejor.
La narrativa que culpa a los inmigrantes es peligrosa y distrae de las verdaderas soluciones. Como lo han señalado expertos, los opioides sintéticos son un problema global que requiere cooperación internacional y no políticas basadas en el miedo y la exclusión.
Entre la realidad y la narrativa política
La crisis del fentanilo y la llegada de los nitacenos plantean retos enormes para México y Estados Unidos. Pero, mientras el problema crece, la solución no llegará señalando culpables ni construyendo muros.Es hora de que ambos países trabajen juntos en una estrategia que combata las causas profundas de esta crisis, proteja a los más vulnerables y deje de usar a los migrantes como chivos expiatorios.
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