La XVII Cumbre del BRICS en Río de Janeiro ha finalizado con una declaración que desafía el orden económico y político liderado por Occidente, condenando los aranceles proteccionistas y exigiendo una profunda reforma de las instituciones globales como el Consejo de Seguridad de la ONU.
La ciudad de Río de Janeiro se convirtió en el epicentro de un reacomodo geopolítico este 7 de julio, al concluir la XVII Cumbre del BRICS con una declaración que busca consolidar al bloque como la voz del «Sur Global» y un contrapeso al poder de Occidente. Los líderes de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y los nuevos miembros emitieron un comunicado conjunto que aborda desde la economía hasta los conflictos internacionales, marcando una postura de desafío frente a las políticas de Estados Unidos y sus aliados.
La declaración de Río: Un desafío directo al dólar y al orden actual
El núcleo de la declaración final se centra en una crítica directa a las estructuras de poder actuales. El bloque manifestó su «grave preocupación» por el aumento de medidas unilaterales, como los aranceles comerciales, y abogó por un sistema de comercio multilateral abierto y basado en reglas. Esta postura se alinea con la estrategia de «desdolarización» que ha ganado fuerza dentro del grupo. Fuentes rusas presentes en la cumbre destacaron cómo las sanciones occidentales han aumentado la desconfianza en el dólar, mientras que Bielorrusia, como país socio, propuso formalmente integrar plataformas de monedas digitales para reducir la dependencia del sistema financiero estadounidense.
Otro de los pilares del comunicado fue la exigencia de una reforma integral del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que es necesario transformar el organismo para hacerlo «más legítimo, representativo, eficaz y democrático», incluyendo a nuevos miembros permanentes de Asia, África y América Latina.
La sombra de Trump: Aranceles y la guerra comercial como Telón de Fondo
La cumbre se desarrolló bajo la sombra de las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles del 10% a los países miembros del BRICS y a otras naciones consideradas «no alineadas» con los intereses de Washington. Lejos de intimidar al bloque, esta amenaza parece haber fortalecido su narrativa de resistencia. La condena explícita a los aranceles en la declaración final puede interpretarse como una respuesta directa, utilizando la postura de Trump para justificar su agenda de búsqueda de alternativas económicas y políticas. Este ciclo de acción y reacción evidencia una creciente polarización en el escenario mundial, donde las políticas de un lado alimentan la retórica y las acciones del otro.
Fisuras en el frente: Las voces discordantes dentro del bloque
A pesar de la imagen de unidad proyectada, la cumbre también reveló las tensiones y complejidades internas de un bloque tan diverso. La ausencia de líderes clave, como el presidente chino Xi Jinping, quien envió a su primer ministro, y la participación remota de Rusia debido a la orden de arresto internacional contra Vladimir Putin, matizaron el alcance de la cohesión.
Las diferencias se hicieron evidentes en los matices del lenguaje. Mientras Lula da Silva calificó la situación en Gaza como un «genocidio» en su discurso de apertura , la declaración conjunta final adoptó un tono más diplomático, expresando «grave preocupación» por la crisis humanitaria pero sin utilizar la contundente palabra. Asimismo, Irán, uno de los nuevos miembros, expresó formalmente su reserva sobre el apoyo del bloque a la solución de dos Estados para el conflicto palestino-israelí, demostrando que el consenso no es absoluto.
«Es más fácil destinar el 5 % del PIB a gastos militares que asignar el 0,7 % prometido a la asistencia oficial para el desarrollo.» – Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil.
El mundo según los BRICS: De Gaza a Ucrania
En cuanto a los conflictos globales, la postura del bloque fue selectiva. Hubo una condena a los ataques contra Irán y a los recientes ataques en territorio ruso, así como un llamado a la liberación de todos los rehenes en Gaza. Sin embargo, la mención a la guerra en Ucrania fue mínima y se limitó a recordar las «posturas nacionales» expresadas en otros foros, una neutralidad que refleja la influencia de Rusia y la renuencia de miembros como India y Brasil a adoptar una postura condenatoria que los alinee con Occidente.
La XVII Cumbre del BRICS marca un punto de inflexión. Aunque el bloque enfrenta contradicciones y desafíos internos significativos, ha logrado articular un mensaje claro: el «Sur Global» ya no se conforma con ser un espectador en el escenario mundial y está decidido a construir un orden multipolar, con o sin el beneplácito de las potencias tradicionales.
