viernes, diciembre 19, 2025

Culiacán al límite: Mario ‘El Cachorro’ Delgado y el peso de la narcocultura

El cantante de corridos Mario “El Cachorro” Delgado, conocido por éxitos como “Los Minions” y “El Mercenario”, ha encendido el debate público tras la publicación de un video titulado “Culiacán de mal en peor”. En el material, el músico expresa su tristeza y preocupación por la creciente violencia en su ciudad natal, Culiacán, Sinaloa, donde la guerra interna entre facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado un rastro de sangre y miedo.

Delgado relata cómo la inseguridad ha alterado su vida personal y profesional. A pesar de no tener conflictos con ninguna de las facciones en pugna, el artista admite que teme visitar su tierra. “La neta es muy triste, señores… No me arrimé al pueblo; me dolió mucho la neta”, confesó.

La música en medio de la violencia: ¿arte o apología?

En su mensaje, “El Cachorro” reconoció haber trabajado para grupos vinculados al Cártel de Sinaloa, aclarando que lo hizo únicamente desde un enfoque profesional: cantando y tocando música. Sin embargo, sus declaraciones han reavivado el debate sobre el rol de los narcocorridos en la normalización de la narcocultura y la violencia en México.

Narcocorridos: ¿reflejo o glorificación?

Los narcocorridos han sido criticados por su capacidad de glorificar a figuras del narcotráfico, como Joaquín “El Chapo” Guzmán o “El Mayo” Zambada, generando un impacto cultural significativo, especialmente en jóvenes. Aunque algunos los consideran un reflejo legítimo de la realidad social, otros argumentan que perpetúan valores asociados a la violencia, la masculinidad exacerbada y la ostentación.

PerspectivaArgumentos principales
A favorReflejan la realidad social, dan voz a comunidades marginadas, documentan el impacto del narcotráfico.
En contraGlorifican el narcotráfico, distorsionan valores sociales, influyen negativamente en los jóvenes.

La narcocultura y su impacto en Sinaloa

La narcocultura, presente en la música, la televisión e incluso la religión, ha moldeado la percepción de la violencia y el narcotráfico en Sinaloa. Ejemplos como la veneración de Jesús Malverde, conocido como el “santo de los narcos”, o la popularidad de los narcocorridos, muestran cómo estas expresiones culturales han ganado terreno en un contexto de impunidad y desigualdad.

Además, plataformas como TikTok han amplificado el alcance de este género, alcanzando a nuevas generaciones que consumen contenido relacionado con el narcotráfico como entretenimiento.

Culiacán: una ciudad atrapada entre la violencia y el miedo

La guerra entre Los Chapitos y La Mayiza ha devastado Culiacán. Desde el arresto de Ismael “El Mayo” Zambada en 2024, ambas facciones luchan por el control del Cártel de Sinaloa, dejando a su paso más de 750 homicidios y 900 desapariciones.

Los efectos de esta violencia se reflejan en:

  • Cierre de negocios: Miles de empleos se han perdido debido al temor a extorsiones y ataques.
  • Escuelas afectadas: Muchas han suspendido clases ante la inseguridad.
  • Restricciones sociales: Los ciudadanos evitan salir por las noches, temiendo ser víctimas de la violencia.

La marcha por la paz: un grito de desesperación

El asesinato de dos niños y su padre en un intento de robo conmocionó a la sociedad sinaloense y desató una multitudinaria marcha por la paz. Miles de personas vestidas de blanco caminaron por las calles de Culiacán, exigiendo justicia y un alto a la violencia.

Con mensajes como “Quiero vivir, no sobrevivir”, la población expresó su hartazgo hacia una situación que parece no tener fin. Durante la protesta, se señalaron las deficiencias del gobierno estatal, y se exigieron acciones concretas para garantizar la seguridad en la región.

¿Qué está haciendo el gobierno?

Ante la escalada de violencia, las autoridades han desplegado operativos militares y estrategias de seguridad en Sinaloa. Sin embargo, estos esfuerzos han sido insuficientes para frenar a los cárteles, que han demostrado su capacidad para adaptarse e intimidar a las fuerzas de seguridad.

Por otro lado, iniciativas como el Acuerdo de Paz de Culiacán, firmado en 2020, buscan fomentar la colaboración entre sociedad y gobierno para construir un futuro más seguro. A pesar de estos esfuerzos, la corrupción y la falta de confianza en las instituciones dificultan el camino hacia la paz.

Conclusiones: el camino hacia un futuro mejor

La situación en Culiacán refleja una crisis profunda que va más allá de la violencia física. La narcocultura, la desigualdad social y la debilidad institucional son solo algunos de los factores que perpetúan este ciclo de terror.

Las declaraciones de Mario “El Cachorro” Delgado ponen de manifiesto la complejidad de la situación, destacando la necesidad de un diálogo cultural que aborde el impacto de la música y otras expresiones en la sociedad.

Para garantizar un cambio real, es esencial:

  1. Fortalecer las instituciones de seguridad y justicia.
  2. Promover alternativas culturales que fomenten la paz.
  3. Abordar las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la exclusión.

Solo con un esfuerzo conjunto entre autoridades, sociedad civil y el sector cultural será posible construir un futuro más justo y pacífico para Sinaloa y México.

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