El uso de drones por parte del crimen organizado mexicano ha dejado de ser una táctica aislada para convertirse en una amenaza transfronteriza con impacto directo en la seguridad nacional de Estados Unidos. Así lo advirtieron funcionarios de alto nivel del Departamento de Seguridad Interna (DHS) y del FBI durante una tensa audiencia en el Capitolio, donde aseguraron que “es sólo cuestión de tiempo” para que estos vehículos no tripulados sean utilizados en ataques directos contra civiles o autoridades estadounidenses.
Más de 27 mil drones cruzaron la frontera en seis meses
Steven Willoughby, jefe del programa antidrones del DHS, reveló una cifra alarmante: entre julio y diciembre de 2024, se detectaron más de 27 mil sobrevuelos ilegales de drones en la frontera sur, con vuelos que superaban los límites legales de altitud. La mayoría de estos ocurrieron entre las 8 p.m. y las 4 a.m., bajo condiciones que dificultan su detección.
«Casi a diario, las organizaciones criminales usan drones para transportar narcóticos y vigilar a nuestras fuerzas del orden», advirtió Willoughby.
El patrón es claro: los cárteles de Sinaloa y Jalisco, entre otros, no solo usan los drones para mover drogas y mercancía de contrabando, sino también para lanzar ataques con explosivos improvisados, una práctica que ya se ha documentado ampliamente en México.
De México a EU: el nuevo teatro de guerra tecnológica
Según testimonios ante el Senado, los cárteles mexicanos poseen más drones que muchas corporaciones policiales de Estados Unidos. Y no se trata de juguetes: algunos están equipados con cámaras térmicas, sensores infrarrojos y mecanismos para lanzar explosivos. Un informe citado por Wired reveló que, tan solo en la primera mitad de 2023, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) documentó 260 ataques con drones en México.
El senador republicano por Texas, Ted Cruz, fue tajante:
“Los cárteles tienen capacidades tecnológicas superiores a muchas fuerzas del orden de nuestro país”.
Entrenamiento conjunto: el FBI capacita a México
En respuesta a esta escalada tecnológica del crimen organizado, el FBI ha iniciado entrenamientos intensivos a fuerzas armadas y policiales mexicanas, compartiendo tácticas, tecnologías y protocolos para contrarrestar los drones del narco. Michael Torphy, jefe del programa antidrones del FBI, explicó que esta colaboración es clave para anticipar escenarios similares en territorio estadounidense.
“Lo que están viviendo en México pronto será nuestro futuro si no actuamos ya”, sentenció Torphy.
Además de preparar a los cuerpos de seguridad mexicanos, el FBI está recolectando experiencias en el terreno que permitan capacitar a policías estatales y locales en Estados Unidos. Se trata de un frente binacional, pero también de una carrera contra el tiempo.
¿Estamos ante una amenaza terrorista transnacional?
Aunque el lenguaje utilizado durante la audiencia fue cuidadoso, la narrativa apunta a un escenario que se asemeja cada vez más a una amenaza de tipo terrorista. La combinación de capacidad tecnológica, acceso a explosivos y facilidad de penetración de fronteras coloca a los cárteles en un nuevo nivel de peligrosidad.
Por ello, la alerta no es únicamente para la frontera, sino para todo el sistema de seguridad nacional de EU. A medida que los drones se convierten en armas portátiles, silenciosas y difíciles de rastrear, los expertos advierten que la ventana de prevención se cierra rápidamente.
El creciente uso de drones por parte de los cárteles del narcotráfico ya no es un fenómeno exclusivo de México: es una amenaza latente para Estados Unidos. La cifra de más de 27 mil vuelos ilícitos en solo seis meses, el poder destructivo de estos vehículos y la aparente superioridad tecnológica frente a algunas fuerzas policiales, hacen urgente una estrategia coordinada entre ambos países.
Mientras los drones siguen cruzando la frontera, la pregunta ya no es si ocurrirá un ataque en territorio estadounidense, sino cuándo.
