El Festival Internacional Boleros de Oro regresa a La Habana en su edición número 37, con un programa que combina homenajes, música en vivo, documentales y actividades académicas. Este año, el certamen estará dedicado a la diva del Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, en el marco de la celebración de sus 95 años de vida.
La apertura del festival se realizó con una emotiva presentación audiovisual de la canción Lo que me queda por vivir (1981), del compositor Alberto Vera, un tema interpretado y popularizado por Portuondo que se convirtió en emblema de su trayectoria y que simboliza la esperanza y el canto de amor a la vida.
Un homenaje a Omara Portuondo
Conocida como la “Novia del feeling”, Omara Portuondo es una de las voces más representativas de la música cubana. Su legado, tanto en solitario como junto al Buena Vista Social Club, la ha convertido en un referente internacional del bolero y la trova.
El festival celebra su 95 cumpleaños con conciertos, conversatorios y proyecciones que repasan su vida artística. La selección de Lo que me queda por vivir como tema de apertura resume el espíritu de esta edición: un tributo a la longevidad, la pasión por la música y la fuerza de un género que ha marcado generaciones.
El programa del Festival Boleros de Oro 2025
Del 2 al 5 de octubre, el festival desplegará una agenda variada que no solo celebra la música, sino también la memoria cultural de Cuba. Entre sus principales actividades destacan:
- Conmemoración del aniversario 75 de la televisión cubana, con paneles y ponencias que explorarán la relación entre la música y la televisión como medio de difusión cultural.
- Conversatorios y ponencias sobre el bolero y su influencia en las jóvenes generaciones.
- Panel organizado por la UNESCO, enfocado en el reconocimiento internacional del bolero como expresión cultural.
- Clase demostrativa para acercar a los más jóvenes a la interpretación y apreciación del género.
- Proyección del documental La razón no valía, inspirado en la canción del mismo nombre interpretada por Moraima Secada, otra gran figura de la música cubana.
Además, se presentarán discos como Entre boleros y Boleros con swing, que buscan refrescar el género y mostrar su vigencia en nuevas fusiones y estilos.
Un festival con dimensión internacional
El Festival Boleros de Oro no se limita al público cubano: en esta edición se suman artistas e invitados de México, Venezuela y Argentina, lo que reafirma el carácter universal del bolero como lenguaje musical compartido en toda Latinoamérica.
Este año, la cita adquiere un significado especial porque será la primera celebrada tras la declaración del bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO. Esta distinción reconoce al bolero no solo como un género musical, sino como una práctica cultural que une generaciones y pueblos a través de letras cargadas de poesía y sentimiento.
El bolero: tradición y futuro
A pesar de tener más de un siglo de historia, el bolero mantiene una fuerza viva que se renueva en cada generación. Su capacidad de expresar amor, nostalgia, desamor y esperanza lo mantiene como un género relevante en la cultura latinoamericana.
El Festival Internacional Boleros de Oro busca no solo celebrar el pasado, sino también abrir caminos al futuro. La inclusión de nuevas propuestas discográficas y de jóvenes intérpretes demuestra que el género sigue evolucionando y que conserva un lugar en la escena contemporánea, incluso en diálogo con el jazz, la fusión y otros estilos musicales.
El regreso del Festival Internacional Boleros de Oro a La Habana marca un momento clave para la música cubana y latinoamericana. La edición 2025 celebra la vida y obra de Omara Portuondo en su 95 cumpleaños, honra la memoria de grandes intérpretes como Moraima Secada y reafirma al bolero como un género que trasciende fronteras y generaciones.
Al combinar homenajes, actividades académicas y propuestas innovadoras, el festival demuestra que el bolero sigue siendo un símbolo de identidad cultural y un patrimonio vivo que conecta a Cuba con el mundo.
Con su declaratoria como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el bolero no solo se preserva como herencia histórica, sino que se proyecta hacia el futuro como un canto universal de amor, esperanza y humanidad compartida.
