En los últimos años, la narrativa sobre el nearshoring y las oportunidades para México ha dominado el discurso económico. Sin embargo, los últimos datos sobre inversión extranjera directa (IED) han arrojado un balde de agua fría sobre esas esperanzas, evidenciando una desconexión entre las proyecciones optimistas y la realidad.
Apenas días atrás, la Secretaría de Economía anunció con bombo y platillo que la IED en el tercer trimestre alcanzó los 5,737 millones de dólares, lo que, según sus estimaciones, representaba un récord histórico. Pero el Banco de México, en un reporte reciente, redujo esa cifra a 3,217 millones de dólares, una diferencia sustancial que cuestiona las metodologías y la narrativa oficial.
¿Qué revelan las cifras reales de la IED?
De acuerdo con el Banco de México, la IED acumulada de enero a septiembre de este año fue de 35,738 millones de dólares, apenas un 1.5% superior a los 35,226 millones del mismo periodo en 2022. Este incremento marginal refleja un estancamiento en el crecimiento, a pesar de las oportunidades derivadas del nearshoring.
Además, la cifra del tercer trimestre quedó muy lejos de ser histórica. En el mismo periodo de 2021, la IED ascendió a 6,428 millones de dólares, lo que evidencia una contracción significativa en comparación con años previos.
Nearshoring: ¿la promesa incumplida?
El nearshoring ha sido una de las grandes apuestas para México en el contexto de la reconfiguración de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, los datos muestran que sus efectos en la inversión todavía son limitados.
- Construcción no residencial en pausa: Aunque el sector industrial mostró un impulso inicial, en septiembre se registró una caída del 1.5% en inversión privada respecto a agosto.
- Proyectos en espera: Muchas empresas han optado por postergar inversiones debido a la incertidumbre en México, marcada por la reforma judicial y las expectativas sobre el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
La incertidumbre política y comercial como freno
La combinación de factores internos y externos está pasando factura a las decisiones de inversión:
- Reforma judicial en México: La falta de claridad sobre las reglas del juego en materia de justicia y autonomía judicial ha generado dudas entre los inversionistas.
- Política comercial de Trump: El presidente electo ha amenazado con imponer un arancel del 25% a todos los productos mexicanos, generando incertidumbre sobre la viabilidad de nuevos proyectos.
- Nombramientos clave en EE.UU.: Aunque los perfiles como Howard Lutnick (Comercio) y Scott Bessent (Tesoro) han dado señales de moderación, la imprevisibilidad de Trump sigue siendo un factor preocupante.
El consumo, el motor temporal de la economía
Mientras la inversión languidece, el consumo se mantiene como el principal pilar del crecimiento económico en México. Aunque el consumo muestra una desaceleración, en términos nominales todavía registra un crecimiento anual del 9.6%, según datos del Monitor de Consumo de BBVA.
Lo que viene: las exportaciones como indicador clave
Esta semana se publicarán las cifras oportunas de exportaciones correspondientes a octubre. Este indicador será crucial para entender hacia dónde se dirige la economía mexicana, especialmente en un contexto global incierto y con un consumo interno que ya muestra signos de agotamiento.
Conclusión: entre expectativas y retos
La inversión extranjera directa en México ha decepcionado, dejando claro que el potencial del nearshoring todavía no se ha materializado. La incertidumbre política y comercial, tanto interna como externa, es un freno que el gobierno debe abordar con urgencia para garantizar que las promesas se traduzcan en resultados tangibles.
México sigue teniendo una oportunidad única en el panorama global, pero requiere decisiones estratégicas y estabilidad política para aprovecharla plenamente.
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