El Banco de México (BdeM) sorprendió al mercado al reducir su tasa de interés clave en 25 puntos básicos, dejándola en 7.75%, su nivel más bajo en tres años. Esta decisión, tomada a inicios de agosto, forma parte de una serie de ajustes desde principios de 2024, cuando la tasa alcanzó un histórico 11.25%.
La decisión fue dividida entre los miembros de la Junta de Gobierno, reflejando el delicado equilibrio entre controlar la inflación y estimular la economía, que sigue mostrando un bajo dinamismo.
Inflación y expectativas económicas
Según la minuta publicada este jueves, la mayoría de los integrantes del BdeM espera que la inflación general converja hacia la meta oficial de ±3% durante el tercer trimestre de 2026. Sin embargo, la inflación subyacente ha mostrado un repunte reciente, principalmente por el aumento en los precios de mercancías, lo que ha compensado la disminución gradual de los servicios.
Los economistas destacan que la decisión del BdeM busca mantener el poder adquisitivo de los ciudadanos y garantizar la estabilidad financiera en un contexto de recuperación económica gradual.
Evaluación de futuros recortes
La Junta de Gobierno indicó que valorará recortes adicionales a la tasa de interés según los efectos de todos los determinantes de la inflación, incluyendo factores internos y externos. Esto refleja la disposición del banco central de actuar con flexibilidad, considerando la evolución del consumo, la inversión y los precios internacionales de bienes y servicios.
Algunos miembros de la Junta señalaron que las actuales condiciones de holgura económica podrían profundizarse, lo que reforzaría la necesidad de medidas de estímulo para favorecer la actividad productiva y la creación de empleo.
Impacto en la economía mexicana
Los expertos consideran que las reducciones progresivas de la tasa podrían generar:
- Mayor flujo de crédito a empresas y hogares.
- Estímulo a la inversión y consumo interno.
- Control gradual de la inflación sin afectar la estabilidad del peso.
No obstante, advierten que recortes demasiado agresivos podrían presionar al mercado cambiario y a la confianza de los inversionistas internacionales.
