
Marruecos humilla 16-0 a Nueva Caledonia y rompe récord histórico en el Mundial Sub-17
El estadio en Qatar fue testigo de una de las noches más impresionantes en la historia del fútbol juvenil. Marruecos Sub-17 protagonizó una auténtica exhibición ofensiva al derrotar 16-0 a Nueva Caledonia, un resultado que no solo aseguró su permanencia en el torneo, sino que también marcó la goleada más abultada en la historia del Mundial Sub-17.
La selección africana llegó al partido con la moral en duda. Dos derrotas consecutivas —ante Japón y Portugal— habían dejado al conjunto norteafricano al borde de la eliminación. Pero el fútbol, tan impredecible como hermoso, le ofreció a Marruecos una oportunidad de redención, y la aprovechó con una determinación inquebrantable.
Desde el inicio, los marroquíes impusieron un ritmo imposible de igualar. Apenas al minuto 3, Soukrat rompió la paridad con un disparo certero que abrió el marcador y desató una avalancha de goles que no se detendría hasta el silbatazo final.
Un vendaval ofensivo que arrasó con Nueva Caledonia
Nueva Caledonia apenas pudo resistir. Las expulsiones de Dreuku y Samuel Xele en la primera mitad sellaron su destino. Con dos hombres menos, el equipo oceánico quedó a merced del vendaval marroquí, que no mostró piedad.
Oulid Salah, Daudi, Ziyad Baha, Ouzana y El Houd fueron los protagonistas del festín goleador, cada uno firmando dobletes que dejaron sin reacción a sus rivales. La precisión, velocidad y contundencia del conjunto africano recordaron a las grandes selecciones que han marcado época en el fútbol juvenil.
El marcador fue creciendo sin pausa. Ilya Hidaoui también se sumó con un gol propio, y para colmo de los neocaledonios, un autogol de Steevy Andrew completó la debacle. Cada llegada de Marruecos era sinónimo de peligro. Cada ataque, una sentencia.
Una redención después del fracaso inicial
El contraste con los partidos anteriores fue abismal. Marruecos había iniciado el torneo con dudas, cayendo 2-0 ante Japón y 6-0 frente a Portugal. Muchos pensaban que el sueño africano había terminado. Pero el fútbol siempre deja espacio para las sorpresas, y los jóvenes marroquíes demostraron carácter, orgullo y una fe inquebrantable.
El cuerpo técnico decidió apostar por una alineación ofensiva, presionando desde el primer minuto y jugando con intensidad en todos los sectores del campo. Esa mentalidad arrolladora no solo les permitió dominar el marcador, sino que también recuperó la confianza del grupo.
Un récord para la historia del fútbol juvenil
El 16-0 de Marruecos no es solo un resultado. Es una marca que quedará escrita en los libros del fútbol. Nunca antes una selección había logrado una diferencia tan amplia en el Mundial Sub-17, un torneo que ha sido testigo de la aparición de estrellas mundiales.
Con esta victoria, Marruecos no solo firmó su clasificación parcial, sino que envió un mensaje claro: está dispuesto a competir hasta el final. Lo que parecía un equipo eliminado ahora se convierte en un contendiente que renace de sus propias cenizas.
El espíritu del fútbol africano: resiliencia y pasión
Más allá de los números, la actuación de Marruecos refleja la esencia del fútbol africano: la pasión, la disciplina y la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Los jugadores celebraron cada gol con intensidad, conscientes de que estaban escribiendo historia.
En las gradas, los aficionados marroquíes vivieron una fiesta inolvidable. La bandera roja con la estrella verde ondeaba con orgullo mientras los cánticos acompañaban cada anotación. Era más que un triunfo; era una reivindicación.
Un mensaje de esperanza para el futuro
Este resultado no solo impulsa a Marruecos en el Mundial Sub-17, sino que refuerza la idea de que el fútbol africano continúa creciendo en competitividad y talento. Marruecos, que ya había brillado en categorías mayores, confirma que su proyecto de formación sigue produciendo generaciones prometedoras.
El 16-0 quedará como símbolo de una noche mágica donde un equipo, que parecía hundido, renació con coraje y determinación. Marruecos encontró en la adversidad su mayor inspiración y firmó un capítulo inolvidable en la historia del balompié juvenil.